- Media: suponemos que se calcula a partir de otras variables del jugador.
- Media de ataque, de defensa, mental y física: suponemos que se calculan a partir de las variables del jugador primando en cada caso aquellas enfocadas a esto. Por ejemplo, el carisma afecta a la media mental en gran medida mientras que el tiro afecta a la media de ataque. De momento no he encontrado mucha relevancia a estas cifras salvo que te indican la posición y estado de un jugador.
- Características: El resto de las variables particulares para cada acción.
- Características temporales: la moral, la energía y el estado físico.
En este punto merece la pena hacer un comentario sobre como valorar a un jugador en función de todos los datos que nos da el juego. La media del jugador debemos suponer que es un valor calculado a partir de sus variables, de sus características, que pueden ser públicas u ocultas. Debe quedar claro que los managers tenemos acceso a una serie de ellos, como son la resistencia, tiro, pase, etc; pero no a todos según lo que los propios creadores del juego han insinuado en ocasiones. Para saber lo bueno o malo que es un jugador podemos valorar las cifras particulares que vemos en su ficha o las medias parciales y la media total, a las que debemos suponer que afectan en sus respectivos pesos tanto las características que vemos como las que no vemos. No obstante, tampoco sabemos a ciencia cierta si los parámetros ocultos quedan reflejados en otros visibles. Esto parece evidente con la existencia de cracterísticas como lateral, extremo o portería; donde muy posiblemente influyan diversas características ocultas, como si fuera un resumen de varias. Esto explicaría que existan muchos más tipos de entrenamientos que características (o no).
Finalmente llegamos al punto de tener que decidir. Es decir, si tengo un MC de media 60 y otro de media 65 podemos pensar que el de 65 es mejor, sin embargo al mirar sus cifras podríamos comprobar que el de 60 tenga ciertas variables por encima del otro o viceversa. Y digo todo esto porque, a fin de cuentas, la media se calculará particularmente para cada posición siguiendo un algoritmo distinto, elegido por el programador, que igual no otorga los pesos de forma totalmente fiable respecto a su peso real en el simulador. Por ejemplo, a un MC puede ser que el algoritmo de media le meta como atributo más importante el carisma con un peso del 25% seguido del pase con un 20% y, por contra, a la hora de la verdad podría suceder que el pase tenga un 50% en el simulador y el carisma no suponga más de un 10%. ¿Y si mañana se decidiera que el pase o el tiro están infravalorados en la media de esa posición y se recalculara con un nuevo algoritmo? unos subirían y otros bajarían. Esto pasó en el pasado cuando se probó a cambiar el algoritmo que sacaba la media de los porteros y de forma repentina todos bajaron su media pero, y esto es lo importante, en diferentes medidas.
Para complicar más el tema podríamos pensar en cómo el simulador resuelve una acción concreta, si es con la característica visble, con la media, con la media de ataque o defensa o, más posiblemente, que utilice las variables ocultas. De este modo, y tomando en un partido una acción de tiro de un jugador, podemos pensar que el simulador no usa la cifra de tiro que vemos, sino que toma la oculta de tirar a puerta y descarta el resto de variables ocultas que nos calculan el tiro en la ficha del jugador. Cosas como tiro a puerta, tiro de penalties, tiro de faltas, remate a puerta, remate de cabeza y quien sabe cuantas cosas más podrían ser las utilizadas para mostrarnos ese número. Por tanto, si tuviera un jugador con 50 en tiro según su ficha (calculado a partir de sus ocultas: 70 de remate, 35 de tiro a puerta, 45 de remate de cabeza, etc) el simulador para tirar a puerta usaría el valor 35 en vez de el que conocemos de 50. Es decir, estaríamos pensando que un jugador es bueno tirando pero no es así, en lo que destaca es solo en remate a puerta.
Como conclusión final diría que los managers más experimentados suelen mirar la media del jugador y las dos o tres características más relacionadas con la posición. A fin de cuentas, por ejemplo, un DFC que tenga 90 en tiro no está de menos, pero mejor asegurarse de que tenga agresividad, pase o técnica.
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